martes, 22 de agosto de 2017

Caso clínico: Llanto inconsolable en niño de 10 meses, ¿qué será?

La imagen es de aquí
En una de mis últimas guardias atendí a un pequeño de 10 meses al que traían sus padres por llanto inconsolable. La verdad es que el niño lloraba muchísimo y con un timbre que hizo que le pasara inmediatamente por delante de otros pacientes.
Se trataba de un niño sano, sin antecedentes de interés y que había comenzado con episodios de llanto, recortados, hacía un par de horas. En la anamnesis por aparatos no había nada destacable, salvo que el pequeño no quería comer y aunque aceptaba el pecho de la madre, solo se consolaba un ratito.
El aspecto del niño, a pesar de las lágrimas y del llanto, no era malo; estaba normocoloreado, bien perfundido, sin lesiones cutáneas y sin signos de irritación meníngea,  tenía unas décimas (37,7 axilar), la auscultación cardiopulmonar era normal, así como la exploración ORL (hubiera pagado por una buena otitis...). La exploración del abdomen, siempre difícil, en este caso  no era valorable por la enorme inquietud del pequeño y su llanto contínuo.
Mi decisión no podía ser otra: expliqué a los padres que era necesaria una valoración en el hospital porque la acitud del niño era preocupante a pesar de la brevedad del cuadro y el buen estado general. Le administré paracetamol sin mucha fe, la verdad,  y le coloqué una bolsa de recogida de orina para ver si se conseguía una  muestra de orina durante el trayecto al hospital.
Y allí la ecografía abdominal dió el diagnóstico: imagen compatible con invaginación intestinal. Se repitió la eco a la media hora y al parecer se había resuelto, apreciándose escaso líquido libre.
El pequeño quedó en observación. Y no sé más...

Invaginación intestinal en niños (Intussusception in children, en UpToDate)
  • Es la causa más común de obstrucción intestinal en niños entre los 6 y 36 meses de edad.
  • 75% de los casos es considerada idiopática, si bien algunas de ellas pueden estar en relación con procesos virales. El 25% restante son secundarias a causas subyacentes, la más frecuente es el divertículo de Meckel. 
  • Cursa con episodios dolor abdominal de inicio súbito, intenso, intermitente, acompañado en ocasiones de vómitos (pueden ser bilisosos a medida que el cuadro progresa) y deposiciones con sangre (en jarabe de grosella). Es frecuente el llanto inconsolable que acompaña a los episodios. En ocasiones se puede palpar una masa abdominal en forma de salchicha.
  • La clásica triada diagnóstica de dolor abdominal, masa palpable y heces sanguinolentas solo está presente en el 15% de los casos.
  • La ultrasonografía es el método diagnóstico de elección: imagen en ojo de toro o resorte en espiral.
  • En pacientes estables y sin signos de perforación, el tratamiento no quirúrgico mediante enemas hidrostáticos o neumáticos guiados por fluoroscopia es el de elección.
  • En pacientes inestables o con signos de perforación, el tratamiento quirúrgico está indicado.
  • La recurrencia en los pacientes tratados de forma no quirúrgica es de un 10%.
Y creo que ya sabemos lo más importante de este asunto...y de forma general, la recomendación de no olvidarnos de que: cuando algo te rechina...¡párate y dale un par de vueltas!

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