martes, 3 de julio de 2018

Síncope y presíncope en pediatría

La imagen es de aquí
Uno de los motivos de consulta que me resulta más inquietante (y engorroso) es el síncope o el presíncope...Si además el paciente es pediátrico, ¡uf!, aún más incómodo.
Os propongo que echéis un vistazo a este algoritmo de la AEPap que trata sobre este asunto; supongo que ya conoceréis esta página que recoge muchos motivos de consulta en pediatría y que son muy útiles.
Resumiendo:
  • Importante hacer el diagnóstico diferencial con otros procesos (no siempre fácil...): migraña atípica, hipoglucemia, causas psicógenas, crisis comiciales...
  • Es importante hacer una buena historia clínica, con especial atención a la existencia de signos y síntomas de alarma: ausencia de pródromos, presencia de dolor torácico o palpitaciones, existencia de cardiopatía estructural, síncope durante el ejercicio, nadando o al despertarse, antecedentes familiares de miocardiopatía y/o muerte súbita, antecedentes familiares de sordera (síndrome de Jervell y Lange Nielsen: variante de síndrome QT largo familiar)
  • Los síncopes se clasifican en dos grandes grupos: neuromediados (reflejos) y cardiogénicos. 
  • Dentro de los reflejos el más frecuente es el vasovagal que representan el 85% de todos los casos en la edad pediátrica. Dentro de este grupo se incluyen también: ortostáticos, los espasmos del sollozo y los situacionales (miccional, tusígenos, tras estiramiento del pelo, postejercicio)
  • Los cardiogénicos, que son los que nos preocupan, pueden ser arritmogénicos o secundarios a patología estructural. ¡Atención a la historia clínica, a la exploración y al ECG!
  • Nuestra actuación pasa por tranquilizar en los casos no graves y derivar a aquellos pequeños en los que sospechemos una causa cardiogénica.
Una vez más, creo que la importancia de una buena anamnesis (sobre todo) y una exploración física hecha con calma son nuestras herramientas más potentes. Calma...

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