viernes, 12 de febrero de 2016

Nueve años

La imagen es de aquí
Es una niñita…Nueve años. Son demasiado pocos para la seriedad de su rostro. Se inclina sobre la cabecera de la camilla y acaricia suave las mejillas de su madre; ella se deja hacer mientras los lagrimones imparables mojan su cara, sujeta en una mano un pañuelo de papel que no utiliza. La pequeña, menuda como un pajarillo, me mira de vez en cuando; sus ojos oscuros y serenos, sin reproche alguno, sostienen mi mirada. Tampoco parece sorprendida, ni tan siquiera asustada, solo resignada. Me puede, me conmueve hasta lo indecible esta seriedad que no se quiebra  ni cuando llega la ambulancia para trasladar a su madre; le seca silenciosa las lágrimas con sus pequeños dedos  y se inclina hasta su oído para susurrarle un “te amo” que me pone al borde de las lágrimas: ¡es tan pequeña!
La madre  continúa llorando en silencio su desdicha; una pena que imagino alimentada por los años ingratos y por la mala fortuna, ¿quién sabe? Se ha tomado unas cuantas pastillas y se ha caído en la noche despertando con el ruido a la pequeña. Nada demasiado grave por el momento, nada que no sea su pena.
 La chiquilla es preciosa, su tez morena recuerda a la canela, una sedosa melena oscura hace juego con sus ojos de caramelo. Se mueve despacio, para no molestar; todo en ella es delicado, desde su forma de caminar hasta el susurro de su voz; todo es sutil, salvo la enorme seriedad que eclipsa al resto y que no se atenúa por sus pantaloncitos de colores ni por el rosado abrigo que la cubre. La veo marchar tras la camilla, sosegada, digna, de la mano de un familiar, tal vez no sea la primera vez que transita por estos caminos inciertos: no lo sé…
Ella, tan pequeña, convertida en el consuelo de su madre; ella, que solo debiera ser alegría, vida, futuro, se erige así en su cuidadora, en la mano que conforta, en el silencio que no culpa, en la ternura de unos labios que tan niños sujetan en dos palabras, “te amo”, la endeble esperanza de quien no encuentra el camino.

Adiós, pequeña, ojalá que pueda algún día descubrir tu risa de jilguero. 

2 comentarios:

  1. Puf!

    Un "te amo" con marco de oro.

    Admirada relatadora, sabes esos cuadros famosos, no recuerdo ningun nombre, que al mirarlos sientes que te miran? Te hacen sentir que el personaje retratado esta ahí contigo.
    Leyendo te he estado en esa estancia, he visto las lagrimas y la seriedad. Y tambien he escuchado ese Impresionante "Te quiero".
    Gracias.

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  2. Muchas gracias!
    Pretendía "pintar" la escena, y compartirla; parece que contigo lo he logrado...Un beso

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