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Hace unos días atendimos a una mujer de 90 años, hipertensa en tratamiento con Losartan/HCTZ, que acudió por un presíncope de 15 minutos de duración. La paciente acababa de terminar tratamiento con moxifloxacino por una infección respiratoria. A su llegada estaba recuperada, presentando únicamente una bradicardia a 45-47 lpm.; el resto de la exploración física y constantes eran normales. En el ECG interpretamos una bradicardia sinusal con complejos dispersos de QRS estrecho no precedidos de onda P y que etiquetamos como extrasístoles auriculares. Dado que el cuadro había sido prolongado y la bradicardia, aunque bien tolerada, se mantenía decidimos trasladarla al hospital. Comentamos entre nosotras que la derivación nos daba "palo" por lo que siempre supone un ingreso en una paciente de esta edad y que hasta entonces había estado bien, era autónoma para la vida diaria. Allí, previa consulta con Intensivos, se decidió su ingreso en este servicio por considerar que se trataba de un presíncope secundario a bradicardia sinusal alternando con ritmo nodal (está claro que mi lectura del ECG no fue acertada). Tenía además una creatinina de 1,9 y una muy leve elevación del potasio, además de leucocitosis (18.000 con desviación izquierda). A su ingreso, la paciente se encontraba estable, en ritmo sinusal a 55 lpm. El caso es que en el devenir de unas pocas horas, la cosa se fue complicando: la paciente necesitó múltiples intervenciones, accesos venosos, múltiples drogas vasaoctivas, antiarrítmicos, antibioterapia (inició febrícula y posteriormente fiebre alta, sufrió la necrosis de una extremidad secundaria a la perfusión de noerepinefrina), así como exploraciones varias para intentar filiar la naturaleza de su fiebre. La paciente falleció a los 11 días de su ingreso en el hospital.
No creo necesario dar más detalles de lo sucedido porque mi intención no es analizar desde el punto de vista clínico las diferentes actuaciones; aunque quisiera hacerlo, no sabría...Pero sí puedo, y debo, analizar mi propia actuación. Tal vez lo más adecuado habría sido valorar con la paciente y sus familiares la posibilidad de una actitud más expectante, evitar la derivación y asumir entre todos los riesgos que podría entrañar...Creo que no lo hicimos con la suficiente calma...No sé...Me cuesta aceptar que esta mujer falleciera en el hospital, después de varios días de pinchazos, tratamientos y pruebas, y me pregunto si el principal error, si es que los hubo, no fue el mío. Probablemente.
Lo que sí esta claro es que la toma de decisiones no es fácil, nunca es fácil; a los aspectos clínicos se les suman otros bien sutiles, la ética y la prudencia son elementos a tener en cuenta, la seguridad del paciente debe impregnar nuestra práctica...
Hace ya bastante hicimos un
post en el que hablamos sobre aspectos de seguridad del paciente; citamos entonces el estudio
APEAS realizado en nuestro medio, en Atención Primaria. Hoy nos gustaría ahondar en esta misma materia mediante el estudio
ENEAS sobre la seguridad del paciente en el paciente hospitalizado, os invitamos a echarle un vistazo.
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Me quedo con la reflexión...
Nota: nos parece que este tema enlaza bien con los post de autonomía del paciente,
este y
este más reciente.
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