martes, 31 de julio de 2018

Caso clínico: Enfermedad inflamatoria pélvica

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Caso clínico
Hace ya unas cuantas semanas atendí a media noche de un viernes, cómo no,  a una paciente joven, no llegaba a los treinta, que acudía por dolor abdominal en hipogastrio y ambas fosas desde hacía una semana. Se trataba de una paciente que se encontraba de vacaciones y que había sido madre hacía tres meses mediante parto por cesárea; todavía no había tenido la regla y le habían colocado un DIU hacía 3 semanas. Mi limitado conocimiento del inglés fue una dificultad añadida a la realización de la historia clínica, pero bueno, al final me apañé bastante bien. Además del dolor que apenas mejoraba con la toma de analgésicos, refería la aparición de un flujo vaginal espeso y algo oscuro. No contaba clínica urinaria ni sensación distérmica ni ningun otro síntoma acompañante. Era alérgica a penicilina.
Exploración: buen estado general, afebril y resto de constantes normales. ACP normal. Abdomen : blando y depresible con dolor a la palpación en hipogastrio y ambas fosas más en lado izquierdo sin signos de irritación peritoneal. PPR negativa bilateral. Tira de orina: hematíes sin otros hallazgos. Test de gestación negativo. No realicé tacto vaginal porque a estas alturas y dadas las circustancias (fin de semana, barrera idiomática, parto reciente, inserción de DIU reciente, alergia a penicilina y más que un probable ineficaz e inexperto tacto vaginal...) ya había decidido trasladar para valoración por Ginecología; eso sí, en la inspección del introíto vaginal no aprecié flujo vaginal...
La derivé con la sospecha de una probable Enfermedad Inflamatoria Pélvica (EIP).
Ginecología: Especuloscopia con vagina y cérvix normal, leucorrea amarillenta abundante, movilización cervical dolorosa y anexos libres. Ecografía: DIU normoinserto, endometrio atrófico, ovarios normales y ausencia de líquido. Hemograma normal y PCR de 5,5.
Dieron de alta con diagnóstico de sospecha de EIP y en tratamiento con Azitromicina 1g dosis única+Ofloxacino 400/12 horas 14 días. Aconsejaron cita con Ginecología en 1 semana y advirtieron de signos/síntomas de alarma.
Se tomaron muestras para cultivo: Streptococo pyogenes Grupo A, resto negativo.

Repasando (Fisterae, capítulos de UpToDate, Guía Terapéutica Aljarafe):
  •  La EIP es una afección del tracto genital superior de las mujeres ocasionado por gérmenes que ascienden desde la vagina o el cérvix y que pueden afectar al epitelio de trompas, ovarios, endometrio o peritoneo
  • Los gérmenes implicados son: Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia trachomatis (un tercio de los casos), Mycoplasma genitalium (relacionado con cervicitis o uretritis), Patógenos aerobios y anaerobios que comprometen la flora bacteriana vaginal  (vaginosis bacteriana). En muchos casos el gérmen es desconocido
  • Es más frecuente en mujeres jóvenes con vida sexual activa
  • El principal factor de riesgo son las relaciones sexuales no protegidas con múltiples parejas sexuales
  • Los DIU actuales representan un bajo riesgo en general, siendo mayor en las tres primeras semanas tras su inserción. No es necesaria su retirada si la respuesta al tratamiento es buena
  • Los síntomas son variados: dolor pélvico, secreción vaginal anómala, dispareunia, disuria o fiebre en algunos casos
  • En la exploración el dolor a la movilización del cuello y los anexos es el dato más frecuente
  • Se debe realizar test de embarazo y recoger muestras para cultivo de exudado vaginal y endocervical, así como estudio de ITS
  • Dadas las complicaciones que puede ocasionar la EIP (infertilidad, embarazo ectópico, entre otras) ante su sospecha, se debe iniciar tratamiento empírico
  • En los casos leves/moderados el tratamiento es ambulatorio con antibióticos que cubran Neisseria gonorrhoeae y Chlamydia trachomatis, así como los Gram + y - de la flora vaginal. La antibioterapia empírica de anaerobios de forma rutinaria no está indicada y queda reservada para aquellas mujeres con EPI y antecedentes de instrumentación endometrial reciente o mala evolución con tratamiento convencional
  • La mayoría de las guías señalan como tratamiento de elección la administración de ceftriaxona 250mg im en dosis única+doxiciclina 100mg/12 horas durante 14 días
  • Como alternativa a la doxiciclina, se podría utilizar azitromicina en unidosis
  • En las pacientes alérgicas a penicilina, podría utilizarse azitromicina (1-2 gr unidosis)+ quinolona (ofloxacino 400/12 horas, levofloxacino 500/24 horas, moxifloxacino 400/24 horas durante 14 días)

miércoles, 25 de julio de 2018

Cómo cohibir la hemorragia en una avulsión del pulpejo de los dedos...

Una amiga enfermera nos pasa este video para el manejo de las avulsiones de la yema de los dedos. Son lesiones bastante sangrantes, difíciles de cohibir; a juzgar por las imágenes el método resulta fácil y muy eficaz: sumergir la zona lesionada en lidocaína 1% con epinefrina durante 5 minutos, posteriormente hacer un torniquete a la altura de la base del dedo utilizando un trozo de los compresores  que solemos emplear habitualmente para coger una vía y elevar el brazo y finalmente, cuando la hemostasia es total, retirar el torniquete, aplicar sobre la herida pegamento tisular, dejar secar y ¡listo!
 Mila esker, Amaia!


lunes, 16 de julio de 2018

Rechazo de los pacientes al tratamiento, ¿qué hacemos?

Es un tema potente, seguramente con muchas aristas y, en algunas situaciones, muy dramático. Cuando no lo es, no es infrecuente que nos resulte irritante. Así que no está de más dedicarle un rato a este documento para leerlo y pensar. Como veis el documento es del 2010, pero sigue siendo muy actual.

Destacaría dos ideas:

Una persona bien informada, libre y competente, puede no aceptar una actuación sanitaria
bien indicada que se le propone para su salud o para salvar su vida. El rechazo se tiene que admitir
incluso una vez empezada la actuación y, ante esto, se tiene que suspender. 
El rechazo, aunque sea incómodo, no puede ser causa de abandono: tiene que
comportar la ayuda al enfermo con otras medidas terapéuticas indicadas para su
bienestar si son aceptadas, o su traslado cuando sea posible.
 

martes, 10 de julio de 2018

Sesión PAC Junio 2018, segunda parte: Antisépticos en AP

Bueno, aquí os va la segunda parte de nuestra sesión de junio.
Como ya os comentamos, la dio Henar Lobo, enfermera del PAC Zarautz. La verdad es que le ha dedicado un montón de tiempo y ha revisado muchísima bibliografía.
Yo creo que merece repasar su presentación con detenimiento, hay muchísima información de interés para la práctica diaria y, seguro, algun mito que destruir...
Mila esker, Henar!

 

martes, 3 de julio de 2018

Síncope y presíncope en pediatría

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Uno de los motivos de consulta que me resulta más inquietante (y engorroso) es el síncope o el presíncope...Si además el paciente es pediátrico, ¡uf!, aún más incómodo.
Os propongo que echéis un vistazo a este algoritmo de la AEPap que trata sobre este asunto; supongo que ya conoceréis esta página que recoge muchos motivos de consulta en pediatría y que son muy útiles.
Resumiendo:
  • Importante hacer el diagnóstico diferencial con otros procesos (no siempre fácil...): migraña atípica, hipoglucemia, causas psicógenas, crisis comiciales...
  • Es importante hacer una buena historia clínica, con especial atención a la existencia de signos y síntomas de alarma: ausencia de pródromos, presencia de dolor torácico o palpitaciones, existencia de cardiopatía estructural, síncope durante el ejercicio, nadando o al despertarse, antecedentes familiares de miocardiopatía y/o muerte súbita, antecedentes familiares de sordera (síndrome de Jervell y Lange Nielsen: variante de síndrome QT largo familiar)
  • Los síncopes se clasifican en dos grandes grupos: neuromediados (reflejos) y cardiogénicos. 
  • Dentro de los reflejos el más frecuente es el vasovagal que representan el 85% de todos los casos en la edad pediátrica. Dentro de este grupo se incluyen también: ortostáticos, los espasmos del sollozo y los situacionales (miccional, tusígenos, tras estiramiento del pelo, postejercicio)
  • Los cardiogénicos, que son los que nos preocupan, pueden ser arritmogénicos o secundarios a patología estructural. ¡Atención a la historia clínica, a la exploración y al ECG!
  • Nuestra actuación pasa por tranquilizar en los casos no graves y derivar a aquellos pequeños en los que sospechemos una causa cardiogénica.
Una vez más, creo que la importancia de una buena anamnesis (sobre todo) y una exploración física hecha con calma son nuestras herramientas más potentes. Calma...