viernes, 30 de enero de 2015

La sala blanca

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Te quitas la bata blanca y eres uno más ante la enfermedad; conviene no olvidar lo que se siente, tenerlo bien presente cuando te vistes de blanco. Por cierto: todo bien, afortunadamente…

LA SALA BLANCA

Esta parece ser una mañana tranquila. A pesar de ello, a través de la puerta abierta veo transitar batas blancas, uniformes azules y camas empujadas por celadores.  La sala, otras veces concurrida, está hoy solo ocupada por una mujer mayor, encamada, de mirada inquieta y asustada. Su brazo izquierdo conectado a un equipo de suero es lo único que asoma entre las sábanas además de un rostro moreno coronado por una cabellera blanca. No tiene mal aspecto. 
La otra pobladora de la sala de paredes blancas soy yo. Me acerco inquieta al umbral de la puerta a la espera de noticias. Mi mirada se cruza un instante con la suya y sonrío levemente. Algo nos decimos, algo compartimos: la incertidumbre. Y el  miedo.  Me acerco al borde de su cama y sin que yo abra la boca, empieza a hablar. Lo hace de forma pausada, solo su lengua que acaricia de vez en cuando el borde de los labios traduce la inquietud que esconden las palabras. Me cuenta que lleva meses pachucha y que no le encuentran los motivos. Le han hecho muchas, muchas pruebas; parece que esta de hoy es dura porque le tienen que dormir…Suspira, su marido parece que se ha despistado: el hombre ya es mayor, rebasa los 80, y últimamente se le olvidan las cosas. Había quedado en que llegaría a tiempo de acompañarla, pero…Igual el autobús…Tal vez esté tomándose un café en el mismo hospital…
Claro- le digo- Seguro que aparece apresurado, no se preocupe usted, no andará lejos.
 Viven en una población que dista lo suyo del hospital, y no tienen coche.
 ¿Tiene hijos?- me pregunta.
Sí, dos, ya mayores- le digo.
¡Qué suerte!- responde con algo parecido a la tristeza.
Lo es- afirmo con la cabeza, segura de ello.
Nosotros, no tenemos- murmura ladeando la cabeza - Ya estamos mayores…No se crea, me dice, voy a cumplir 79.
 ¿Sí? Pues no parece - le digo- Tiene usted una piel estupenda. Y es verdad.
Es porque estoy morena - asegura. Del balcón, porque ya casi no salgo… ¿Tiene ascensor? -  me pregunta.
-  le digo.
Esa es otra ventaja -  afirma y yo con ella.
Suspira de nuevo, preocupada. ¡Ay, este hombre…! -  dice. Chasquea la lengua con un deje de impaciencia.
 ¿Usted cree que tardarán mucho en hacerme la prueba?- me pregunta preocupada
 No lo creo, parece que hoy andan ligeros - le digo. Ya verá, le dormirán un poquito y en breve estará en su habitación, a ver si hay suerte y está pronto en casa.
 El hospital es triste - me dice resignada.
Pues sí…se está mejor en casa -  apunto yo más que segura.
 Pero cuando hace falta…dice ella con más resignación.
 Claro, claro, no hay otra…le digo cómplice.
Alisa las sábanas con su mano presa, como si fuera muy importante que su superficie blanca no acogiera arrugas. La vida no es plana, pienso yo…
Advierto que alguien se acerca a nuestra sala; no me trae malas noticias, tampoco son del todo buenas. Pero me doy por satisfecha. Mañana será otro día.

Y aparco la tristeza, me acerco hasta su cama y le cojo la mano un momentito, le sonrío, aprieto sus dedos suave unos segundos; su marido no ha llegado, andará el hombre despistado…La enfermera nos mira y espera  paciente, también sonríe levemente. Le digo adiós y le deseo suerte, de corazón. Y me mira con el miedo allí emboscado, con su carita morena, su boca dibujando una medio sonrisa que agradezco. Y la sala blanca, de aspecto inocente, queda vacía de historias a la espera de otras parecidas. 

martes, 27 de enero de 2015

Bronquiolitis (no pongáis esa cara...): tampoco el hipertónico...

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Ya lo sé, ya lo sé: soy una cansina. Pero es que, aunque es desolador, como dice el autor del artículo, la bronquiolitis es una vergüenza para la Pediatría...Que conste que no solo nos pasa con esta patología, que son muchas en las que no podemos ofrecer soluciones ¡YA!, que es lo que nos gustaría a todos, a nosotros y a los pacientes; pero bueno, eso lo dejo para otro día.
Al lío: que lo del suero salino hipertónico nebulizado, parece que tampoco sirve para mucho. Lo digo por si en alguna ocasión habíais pensado que tendríamos que disponer de él. Yo, por comentar.
Así que habrá que hacer algo como lo que dice el autor del artículo:

Así pues, ¿qué hacer con los lactantes a los que se diagnostica una bronquiolitis en Urgencias? Bien sencillo17: compruebe si cumple los criterios de ingreso establecidos elegantemente en la tabla de la página 46 de la Guía de Práctica Clínica sobre Bronquiolitis Aguda del Ministerio de Sanidad y Política Social1. Si los cumple, ingréselo sin hacer perder tiempo ni recursos al Servicio de Urgencias Pediátricas con intervenciones terapéuticas inútiles. Si no los cumple, tampoco desperdicie los valiosos y escasos recursos de Urgencias Pediátricas con aerosolillos: en su lugar, utilice la intervención sanitaria más potente de la que dispone un buen pediatra: la palabra. Dedique su valioso tiempo a explicar a los padres la naturaleza de la bronquiolitis, la inexistencia de tratamientos eficaces, que la mayoría de los lactantes la pasa en casa sin problemas y que solo algunos precisan ingreso si son menores de 4-6 semanas, tienen una saturación de oxígeno baja, una dificultad respiratoria excesiva que haga pensar que se van a agotar o tengan problemas para alimentarse y que esto es precisamente lo que deben vigilar en su hijo o hija. Utilice la hoja informativa de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas18 como guion y finalmente póngase a disposición de los padres: “Siempre estamos aquí… Si tiene dudas sobre si está suficientemente bien para estar en casa, vuelva, que con mucho gusto lo atenderemos de nuevo”. Así es más probable que los padres se vayan reconfortados y con la confianza de que el Sistema Nacional de Salud está a su disposición en caso de que las cosas se tuerzan, y sobre todo, será más probable que se eviten tratamientos inútiles

En fin, que dios reparta suerte, no se me ocurre otra cosa...

viernes, 23 de enero de 2015

Sesiones de los PAC: Taller de RCP en el paciente pediátrico

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Hoy hemos celebrado el segundo de los talleres sobre RCP pediátrica programados dentro de nuestras sesiones mensuales de los PAC, el primero de ellos se llevó a cabo el pasado 13 de enero. Hay talleres que no fallan, que nunca defraudan y este es uno de ellos: por su importancia, por su buena organización y por la indiscutible calidad de sus docentes.
Han sido dos mañanas dedicadas a recordar los fundamentos de la RCP, en especial en la edad pediátrica; a la resolución de casos prácticos, a trabajar con el desfibrilador, el DEA, al manejo de la vía aérea...todo ello bajo la batuta de cuatro excelentes maestros. Nos queda el trabajo personal de revisar de vez en cuando la base teórica, tener los distintos algoritmos almacenados en el cerebro, y guardar la calma si se da el caso de tenerlos que poner en práctica.
Y desde aquí agradecer muy mucho el trabajo de nuestros compañeros: Aitor Arrese-Igor, Luis Moles, Coro Aristegi y Aitziber Barandiaran; contamos con vosotros para próximas ocasiones. Mila, mila esker!

Aprovechamos para avisaros que la próxima sesión a cargo de Raquel González, médica del PAC de Hernani, se celebrará el día 26 de febrero  a las 11 horas en el Colegio de Médicos. Raquel nos hablará sobre el diagnóstico de la apendicitis aguda. Os esperamos.


miércoles, 21 de enero de 2015

Rehidratación en las GEA

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Acabo de leer este post en el blog Diario de una mamá pediatra sobre el tratamiento de las GEA en los niños. No sé vosotros pero yo estoy viendo un montón de pequeños con vómitos y creo que es un buen momento para recordar el manejo de estas situaciones. Muy al principio de echar a andar Cosas del PAC, hicimos esta entrada que incidía en los mismos aspectos que la que hoy os proponemos. Conviene no olvidar...

martes, 20 de enero de 2015

San Sebastian eguna. Gora Donostia!

Por si hay alguien que no se ha enterado, raro a estas alturas: soy donostiarra, no lo puedo evitar...

GORA DONOSTIA!!!

¡Pero qué bonita es mi ciudad, por diosssss! ¡Que no pare la fiesta!




martes, 13 de enero de 2015

De niños y padres, de la tarea de educar

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En estos tiempos nuestras consultas se vuelven a llenar de pequeños pacientes aquejados de fiebres varias, catarros interminables y gastroenteritis. Generan mucha inquietud en los padres y no son pocas las veces en que acuden con sus retoños con episodios de escasas  horas de evolución.  Lo entiendo. Lo que me cuesta más comprender son determinadas actitudes, me explico: ¿por qué el uso del termómetro cuesta tanto a determinados progenitores?, ¿por qué ese temor a administrar una antitérmico o un analgésico cuando ya han constatado que es necesario, independientemente de que luego acudan  a consulta?, ¿por qué no se administra el salbutamol en un niño asmático conocido con una reagudización cuando en repetidas ocasiones se ha explicado el uso a demanda?,  ¿por qué traen al pequeño o pequeña, o no tan pequeño/a, en brazos cuando es perfectamente capaz de caminar y no tiene ningún impedimento físico para hacerlo?, ¿por qué no permiten que sea el propio pequeño paciente el que suba a la camilla cuando lo puede, y quiere,  hacer perfectamente?, ¿por qué no ponen un poco de calma y firmeza ante el pequeño cuando la exploración resulta difícil por el temor del niño?, ¿por qué les protegemos en exceso y les dificultamos madurar, crecer…?

Reconozco que me impaciento, tal vez en ocasiones demasiado…Criar, educar a nuestros hijos e hijas  no es tarea fácil: nacen sin libro de instrucciones y sin mando a distancia y, además, los padres y madres somos simples amateurs… Por otra parte, ya se sabe: a toro pasado, las cosas se ven diferentes y yo hace tiempo que dejé atrás esta fase de mi vida. En la tarea de educar somos muchos los actores: la familia, la escuela y toda la sociedad que rodea al niño es partícipe del hecho de educar. Es este un concepto complejo; más allá del diccionario y más allá de lo que digan los expertos en esta materia, me atrevería a decir que educar es dar herramientas para que el niño/a  adquiera habilidades sociales, intelectuales y emocionales que le permitan convertirse en un individuo adulto autónomo, capaz de cuidar de sí mismo y de los demás  y de tomar decisiones adecuadas para resolver problemas, capaz de reconocer y asumir  sus errores y aprender de ellos…por ahí va el tema, ¿no?  Claro, el asunto es ambicioso y nos lleva la vida entera (se queda siempre a medias) y nos vamos de aquí sin concluirla, siempre queda algo por aprender; la vida misma…Pero las grandes empresas son las más apasionantes y el aprendizaje empieza desde la cuna, ¿no? La tarea de educar deberá por tanto adecuarse en cada momento a la edad y las capacidades del sujeto, puro sentido común. No adelantarse pero tampoco perpetuar una determinada conducta más allá de lo razonable parece ser una actitud aconsejable. Nosotros, los sanitarios, tenemos la posibilidad de ser espectadores de muchas situaciones curiosas en relación al hecho de educar, la consulta es un lugar ideal para poder visibilizar actitudes paternas-maternas  que tal vez pasen desapercibidas a sus ojos y que no son del todo adecuadas. No somos propiamente educadores pero sí tenemos la responsabilidad de orientar en aspectos relacionados con la salud y entendiendo la salud bajo un concepto bio-psico-social el campo se amplifica más allá del simple enfermar físico. Lo difícil es aconsejar con delicadeza en situaciones en las que la botica de turno que prescribes es lo menos importante de lo que se cuece tras la puerta de la consulta, ¿no? Creo que no siempre lo hago bien. Sería más fácil no entrar al trapo y callarme mi opinión, pero me sale fatal. Con todo, insisto una y otra vez  sobre lo mismo: poned el termómetro, utilizad el sentido común y vuestros recursos para solucionar pequeños problemas de salud, etc, etc, etc…Y lo hago porque creo que es necesario hacerlo, porque si los padres no somos capaces de sujetar a un pequeño mientras medimos su fiebre, difícilmente podremos sentar nuestra autoridad en tareas  más complejas; porque si no somos capaces de administrar una medicación por encima del deseo del niño, ¿ cómo seremos capaces de negarle más adelante cualquier cosa que se le antoje?; porque si no somos capaces de transmitirle seguridad y confianza ante una enfermedad banal, ¿cómo interpretará más adelante el proceso de enfermar?...Se trata de darles herramientas, se trata de ayudarles a desarrollar sus habilidades, se trata se trata de ayudarles a superar sus miedos, se trata de acompañarles y no frenar su crecimiento físico y emocional.

 De modo que ante aquella madre que muy preocupada porque su niña de tres, casi cuatro, años seguía haciendo una deposición al día ligera sin ningún otro problema, y que me preguntaba sobre la alimentación y sobre la idoneidad de mantener o no sus biberones  mientras duraran las heces blandas, no me callé…La cría espabiladísima y en excelente estado de salud correteaba por la consulta mientras hablábamos. Le pregunté a la madre si su niña bebía el agua en biberón: ¡Noooo, me dijo, del vaso!  Ya, entonces, ¿por qué la leche la toma en biberón? Sus argumentos eran que ella, la madre, se quedaba tranquila porque así tomaba su ración de leche y además a la pequeña le gustaba mucho e incluso le consolaba de sus penas, lo pedía cuando estaba triste o enfurruñada. Y a ella le recordaba cuando era más bebita. Ya. Pues eso: que la niña crece, nos guste o no, que no le puedes pedir que lo haga solo para lo que nos simplifica la vida, ¡que crece lo quieras o no! , y que tienes que ayudarle y que tienes que enseñarle a utilizar otros recursos para consolarse de los sinsabores, y que es preciosa y lista y está deseando  aprender y que el biberón está de más… Y para terminar, que seguro que lo estás haciendo bien, que solo se trata de pensar y de aprender a la vez que tu niña, y de disfrutar de este camino que es, te lo aseguro, apasionante.

Escribo este post alentada por el compañero residente que me acompañaba en este caso; a él le pareció interesante el manejo de la situación. Debe ser que no lo hice del todo mal.

Y una cosa más: últimamente suelo recetar blogs pediátricos a los padres, como  Diario de una mamá pediatra o El médico de mi hijo, los dos me parecen escritos en un lenguaje sencillo y resultan muy adecuados también para los progenitores. Aquí y aquí hablan sobre el asunto biberón.

miércoles, 7 de enero de 2015

Manual de Estilo para médicos sobre el buen uso de redes sociales


Elaborado por un grupo de compañeros (Rafa Olalde @rolalde, uno de los coordinadores, es un médico de familia de Bizkaia que trabaja en Osakidetza) para la OMC que en su página Web nos explica los motivos de su encargo. Algunos de ellos:

Este "Código en red", que está inspirado en la misma filosofía que el Código de Deontología Médica, revisado en 2011 y que regula el trabajo profesional desde el punto de vista ético y deontológico, necesita, como la medicina moderna, adaptarse a este nuevo escenario porque, aunque su artículo 26 hace alusión a la relación médico-paciente a través de teléfono, correo electrónico o telemedicina, no habla directamente del comportamiento ético de los médicos en las redes sociales.

"Los médicos, como cualquier otro ciudadano, somos libres de utilizar las redes sociales como más nos guste", pero "si decidimos interactuar o presentarnos como médicos, es aconsejable mantener el mismo rigor científico y la misma actitud ética que en consulta", según explica el Dr. Rodriguez Sendin, usuario habitual de redes sociales, en el prólogo de esta iniciativa.

De la confidencialidad y el secreto médico, una de las cuestiones más importantes en la relación médico-paciente y en el deber deontológico de los profesionales, el Manual recomienda, entre otras cosas, "asegurarse de que el paciente no es reconocible ni identificable no solo a través de las imágenes o datos, sino por asociación respecto a la localización del médico, centro sanitario o especialidad".

  
Seguro que nos vendrá bien. Aquí está el documento.

lunes, 5 de enero de 2015

La carta a los Reyes: no olvidar lo importante

Ya sé, ya sé, no es más que publicidad y, como nos recuerdan los comentarios que hay en el propio vídeo, las empresas no suelen ser tan finas como nos cuentan. Aún así, reconozco que el mensaje me ha llegado y me hace recordar que hay que tener claras las prioridades en esta vida...o lo menos oscuras posibles.