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Por si no lo sabéis:
El infarto omental es una entidad benigna, relativamente infrecuente, que por lo general afecta al segmento derecho del omento mayor y que, como su nombre indica, se debe a un infarto focal de la grasa omental. Frecuentemente, el infarto omental ocurre tras cirugía abdominal reciente. Aunque también han sido descritos casos de infarto omental primario o idiopático, más frecuentes en pacientes obesos. La etiopatogenia es poco conocida. Se postula que existe una redundancia del omento o una anomalía de sus vasos, con mayor susceptibilidad a la torsión e infart. Otras hipótesis señalan como origen una congestión vascular debido a un aumento en la presión intraabdominal o tras ingestas copiosas.
El infarto omental representa una patología autolimitada y benigna, que no requiere cirugía y que clínicamente puede simular un abdomen agudo quirúrgico. Su detección en las pruebas de imagen es determinante en el manejo del paciente, ya que evita intervenciones quirúrgicas innecesarias.
La ecografía sólo sugiere el diagnóstico. Sin embargo, la tomografía computarizada (TAC) constituye una herramienta diagnóstica indispensable, ya que no sólo descarta otras causas quirúrgicas de abdomen agudo, sino que realiza un diagnóstico certero del infarto omental. Su aspecto en TAC es muy característico y distintivo. Se presenta como una lesión de densidad grasa, localizada medial al colon ascendente o anterior al colon transverso, de bordes mal definidos y con estriaciones internas de mayor densidad. La ausencia de anillo interno y el tamaño superior a 3 cm permite diferenciarlo de la apendicitis epiploica, entidad igualmente de curso benigno y autolimitado
Bueno, pues otro par de entidades a tener en cuenta en el diagnóstico diferencial del abdomen agudo, nuestra actitud será la misma pero para el paciente, la cosa cambia, ¿no? Yo solo recordaba la Adenitis mesentérica como diagnóstico diferencial de la apendicitis (la Yersinia y eso)...
Claro que del epiplon solo recuerdo que nuestro profesor de Anatomía, gran dibujante, con un par de trazos diestros hacía descender una especie de capa pardusca ocultando las vísceras abdominales mientras lo nombraba para, acto seguido, señalar le transcavidad de los epiplones con voz que a mí me parecía cavernosa y que transformaba la susodicha cavidad en un lugar tenebroso, oscuro, algo así como la cueva de Alí Babá: para imaginación, la mía...
Para recordar estas cosillas, me lo he pasado muy bien huroneando en la wikipedia.
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