domingo, 29 de diciembre de 2013

Entre el "debe" y el "haber". ¡Feliz año nuevo! Urte berri on!

La imagen es de aquí
El 2013 me trajo de la mano una actividad que nunca habría imaginado: soy la tesorera del coro en el que ¿canto? Yo, que soy una desordenada vocacional; yo, que en mi vida he entendido nada de cuentas ni de números; yo, que del Excel no entiendo ni papa…Pero las cosas son así y por avatares de la vida no supe y no pude y no quise decir que no…Así que aquí ando, cuadrando las cuentas del 2013, manejándome entre el “debe” y el “haber”, términos que aún me cuesta trabajo comprender porque resultan ser lo contrario de lo que de entrada me sugieren…De modo, que en el “debe”, que en principio parece tener que recoger las deudas, se apuntan los ingresos y en el “haber”, que sugiere pertenencia, se anotan las deudas, los pagos…Parece que el lenguaje financiero poco tiene que ver con lo que mis significantes representan. Al final, todo tiene que encajar y el saldo mejor que sea  positivo…si no, problemas. Y claro, yo que soy bastante dada a este tipo de enredos lingüísticos, dejo a un lado las cuentas y me da por establecer paralelismos y extrapolo los términos a mi vida, a la personal y a la profesional, fusión que en tantas ocasiones es una realidad.

En el “debe” anoto y no necesariamente en orden por cantidad o por importancia: mi familia y mis amigos (estos sí que son los más importantes, incluyo a mi perra…aunque a alguno le pueda rechinar); mi trabajo, con lo bueno y con lo malo; mis rutinas, las que me dan un precario sosiego; mi salud, huy…esto sí que no tiene precio; mi sentido del humor, a veces ácido, ya lo sé; mi bendito desorden, reconozco que solo es bueno para mí…pero me encanta; la capacidad de emocionarme, cada vez mayor, ¿será la edad?; mi curiosidad, me gusta saber que sé poco, me gusta seguir sorprendiéndome, así de pronto, por cualquier bobada;  mi espacio, es decir: mi casa bastante destartalada, mi hermosa ciudad, mi playa, mis calles, la panadería donde compro el pan a diario, el banco frente a mi portal donde me siento un ratito mientras mi perra olisquea alrededor, y también el tren que me acerca hasta Zarautz mientras la vista recorre el cauce del río Oria, mi consulta y la de al lado y el mostrador de mi centro de salud y el office y las gentes (compañeros y sin embargo amigos)que los pueblan y las palabras que me regalan en las guardias, mi casita de Estella que va más allá de sus paredes y se derrama en el paisaje de Navarra y acoge mi infancia y mi juventud, lo que fui y lo que ahora creo ser; la pantalla en blanco del ordenador y el teclado que la transforma en un relato; mis certezas, alguna tengo, pocas y cambiantes; millones de dudas valiosas, tentadoras, ecuaciones sin respuesta, quién sabe…; la risa, fácil como un regalo, no solo en los labios, sino aquella que se asoma a la mirada y hace que el día se ilumine; el silencio acogedor que dice más que mil palabras; las horas de no hacer nada, me encanta aburrirme, sin más, ya sé que es raro…; el placer de releer un informe bien redactado, de acertar un diagnóstico…de un trabajo no demasiado sesudo ni importante pero bien hecho; alguna lágrima de nostalgia, la memoria de un tiempo amado, la huella de su paso, el recuerdo de alguien que ya no está y sin embargo permanece…me dejo muchas cosas, ya lo sé…

Y voy con el “haber”: sujetar mi ironía que afilada desconcierta y hace daño, lo sé…; reconocer mis muchos muchísimos, incontables errores, pedir perdón si es necesario; controlar mi impaciencia que en el momento menos adecuado lo inunda todo, todo, un horror; y el mal genio…”vinagres” me llaman mis hijos; esforzarme en ver otras verdades, es que me pongo farruca…un asco; hay que estudiar un poco más, Marilis, llevo tooodoooo el  año diciéndotelo; no esperar al último día, esa indolencia tuya te va a dar un susto cualquier día; se puede ser más cariñosa y más amable, no te guardes un solo beso, ni medio abrazo, te arrepentirás, seguro; un poquito de orden no mata a nadie…anda, esmérate; la botella está medio llena, se me olvida y es una pena; cerrar el pico si no sé qué decir y aunque lo sepa si sé que es una impertinencia y no sirve para nada; romper el silencio si crea malestar y sé que se espera que lo alivie; escuchar sin juzgar, solo escuchar; y escucharte, aunque no te guste lo que tengas que decirte…qué difícil. Y vivir, vivir, vivir, dando mil y una gracias por el mero hecho de vivir y de estar rodeada de vida…me dejo tantas deudas…

Con todo, el lenguaje es muy raro: el “debe” creo que se refiere a la obligación de aprovechar lo bueno que es mucho y el “haber” a la hermosa posibilidad de menguar las enormes deudas, de amor y más, que me acompañan.

Que el balance os salga positivo. Urte berri on! ¡Feliz año nuevo!

5 comentarios:

  1. Coincido contigo, y no sólo en lo del léxico. Me veo en muchas de las cosas que dices. Eso sí, supongo que lo habrás releido, hay mucho más debe que haber, que creo sólo es uno realmente. Enhorabuena, por saber ver tanto lo uno como lo otro. Un abrazo
    Asun

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  2. Pues sí, Asun, he reparado en ello y sí: es sólo uno...Un beso grande.

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  3. Kaixo Marilis: es un placer leer lo que escribes. Tienes un don, cuentas tus cosas (el banco, tu perra olisqueando, la panadería, el tren, el cauce del río Oria...) y como dice Asun: muchos nos sentimos reflejados.
    Está bien atender la hacienda, su contabilidad (deudas/ingresos), mantener saldos positivos. No endeudarnos con tareas pendientes.
    Un saludo.
    Josu Abecia.

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    1. Kaixo, Josu! Muchas gracias...me complace saber que estas cosillas mías, "perladas", son leídas, a veces, con agrado..Urte berri on, Josu!

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  4. Elisa Martín Borao deja este comentarioo:
    "Buen año 2014 también para tí y muchas gracias por tu tesón, por compartir tus experiencias y tus pensamientos".

    elisamartinborao@hotmail.com

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