Echándole un vistazo rápido, no parece que haya grandes cambios en relación a la publicada en 2013, pero como el tema es el pan nuestro de cada día, bien merece la pena una lectura detenida.
La guía está estructurada en capítulos que recogen todos los aspectos de interés y en uno de ellos se refieren concretamente al manejo de la fiebre en los niños por profesionales no pediatras, como es nuestro caso.
Os recomendamos su lectura.
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