Hace ya bastante publicamos una entrada sobre el manejo de las luxaciones de hombro. El artículo que hoy os sugerimos analiza, a través de un estudio retrospectivo, la necesidad de solicitar una radiografía previa al intento de reducción de estas lesiones para descartar fracturas asociadas. Los autores del trabajo señalan que la realización de radiología pre y postreducción es habitual en estos casos, si bien son varios los estudios que han cuestionado la necesidad de una placa de inicio. Hacen mención al coste que supone, el tiempo que precisa y el retardo en el tratamiento que puede dificultar, al aumentar la contractura muscular, las maniobras terapéuticas. Por otra parte, señalan que la exploración física suele ser bastante certera para diagnosticar los casos de fractura asociada que, en los casos analizados, corresponden siempre a fracturas humerales. Finalmente encuentran que la existencia de fracturas son muy escasas en los pacientes jóvenes, segunda o tercera década, con luxaciones y que aumentan claramente a partir de esta edad.
Por todo ello, concluyen que la petición de radiología previa a la reducción en los pacientes en la segunda o tercera década de la vida no debe ser solicitada de rutina, puesto que menos de un 1% en este grupo de edad presentan fracturas asociadas, y debe quedar restringida a aquellos con sospecha clínica de fractura y a los pacientes mayores de la edad señalada. Consideran que de este modo se reducirían en aproximadamente un 40% el número de pruebas solicitadas por este motivo. Eso sí, la postreducción debe ser universal; así que aunque las tratemos exitosamente no libraremos al paciente de un paseíto hasta el hospital...
Por todo ello, concluyen que la petición de radiología previa a la reducción en los pacientes en la segunda o tercera década de la vida no debe ser solicitada de rutina, puesto que menos de un 1% en este grupo de edad presentan fracturas asociadas, y debe quedar restringida a aquellos con sospecha clínica de fractura y a los pacientes mayores de la edad señalada. Consideran que de este modo se reducirían en aproximadamente un 40% el número de pruebas solicitadas por este motivo. Eso sí, la postreducción debe ser universal; así que aunque las tratemos exitosamente no libraremos al paciente de un paseíto hasta el hospital...
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