¡Ah, la excelencia…! Dicen que es
“superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y
estimación algo”…Pues no sé yo qué decir. Idoia asegura que la
excelencia está en los pequeños detalles, en las cosas pequeñas. Creo que tiene
razón, porque si cuidamos el detalle en las cosas pequeñas y son las cosas pequeñas
las que conforman las cosas grandes, al final el producto será excelente, ¿o no? Claro, no vale con
echar la culpa siempre al otro si las cosas no funcionan, habrá que empezar por
una misma, ¿o no?
1-No vale que estés cansada o aburrida…Las cosas
requieren el tiempo que requieren, ni un minuto más ni un minuto menos:
invierte el tiempo en lo que es preciso. No siempre por “mirar más”, ves mejor,
si está claro no te demores en exploraciones que no aportan, pero si es
necesario párate el tiempo que haga falta. No hay otra.
2-Prescribe con prudencia: digo prudencia. No
vale el “por si acaso”; asume el riesgo razonable que hay tras una prescripción
o una actitud expectante. Aunque lo demanden, si es que no es que no…Y ya está.
3-Pon mimo en la elaboración de los informes de
derivación: no te dejes nada que sea de interés, no te extiendas en detalles
insustanciales…No hace falta que sean de tres folios, pero no ahorres palabras:
¡es horrible economizar términos y usar abreviaturas que no hay quien las
entienda!
4-Procura codificar bien los episodios, a veces
es difícil, pero…Y cuelga las prescripciones donde correspondan: ¡qué mugre ver
un hipotensor en “fiebre”!
5-Evita que el paciente deambule un día sí y otro
también a la búsqueda de una solución a su problema: agiliza los trámites en la
medida que puedas. Procura atar las citas necesarias y que salga de la consulta
con la sensación de que sabe qué hacer y cómo hacerlo si las cosas se tuercen…
6-Intenta que el paciente entienda su proceso,
adecua el lenguaje, explica lo que haces y lo que no haces si es necesario.
Argumenta: con firmeza, con claridad, con respeto, con responsabilidad…Pero ten
en cuenta sus expectativas, y sus
temores, y sus dudas, y sus miedos, a él o a ella…
7-Preserva la intimidad del paciente: ¡esas
puertas que se abren a destiempo! ¡esos comentarios innecesarios y en lugares
inadecuados! ¡esos informes olvidados encima de la mesa! Siempre, y en especial
si las noticias no son buenas, busca el lugar, el tiempo, el lenguaje y el
gesto adecuado para darlas… ¿Y si nos ponemos en su lugar?
8-Mantén tu lugar de trabajo ordenado, limpio, a
punto, dotado de lo necesario; prepárate antes para lo imprevisto, que no
tengas que correr, ni que maldecir entre dientes…Merece la pena por ti, por los
pacientes y por tus compañeros, ¿o no?
9-Dirígete hacia tus pacientes y hacia tus
compañeros con educación, sé amable que es gratis, y exígeles lo mismo hacia tu
persona. Las buenas maneras, la sonrisa, abren puertas…estoy segura. A veces, hay que
pedir perdón, ¿o no? Pues eso…
10-Disfruta del trabajo bien hecho, felicítate a
ti y a tus compañeros por los éxitos. Si la cosa no ha ido bien, analiza el
proceso, busca los puntos débiles y compártelos con tus compañeros, buscad
soluciones posibles: no te amargues, aprende de los propios errores y de los
ajenos…
11-Y en los ratos buenos, en los descansos, haz
piña con tu equipo: ríete con ellos, que es muy sano, no seas perezoso o
perezosa que una comida o cena con los compañeros merece la pena… ¿o no?
¡Hala, que arranquéis bien el 2013!
¡Hala, que arranquéis bien el 2013!
PD de Idoia ¡AMEN!
¿por qué no te hacen consejera?
ResponderEliminar¡Huy, qué malo es el cava...! Si es que "no me veo", Laura, no me veo...Urte berri on!
EliminarCelia Martinez Castro nos ha mandado este comentario:
ResponderEliminarestupendo el decálogo de intenciones para el 2013, lo seguiré,
Feliz año 2013
Celia Martinez
PAC Ermua
¡Feliz 2013 también para ti, Celia! Y yo también lo intentaré...
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