En realidad, teníamos pensado dejar este post para publicarlo más adelante, pero hoy al pasearme un poquito por los blogs sanitarios habituales me he encontrado con esta entrada del Bloc d`un Metge de Família titulada Actualizació en Pancreatits Aguda: noves guies 2013 y creo que bien merece un vistazo.
Otra vez Cristina Ibeas, compañera del PAC de OSI Bidasoa, nos aporta esta entrada. Mila esker, Cris!
Otra vez Cristina Ibeas, compañera del PAC de OSI Bidasoa, nos aporta esta entrada. Mila esker, Cris!
La imagen es de aquí |
En
enero de este año publicamos en el blog una entrada a “dos bandas” sobre el
dolor abdominal y sus posibles causas, unas banales y otras tan graves que
pueden llegar a comprometer la vida del
paciente.
Es
cierto que la mayoría de las veces se trata de dolores abdominales leves, bien
tolerados y sin repercusión hemodinámica para el paciente, pero no podemos
olvidar los cuadros graves y que no hay que perder de vista, véase: un IAM de
cara inferior, una perforación de víscera hueca, una invaginación intestinal,
una pancreatitis aguda, una apendicitis complicada, causas ginecológicas...En fin, patología de
envergadura que aunque poco frecuente y menos en la consulta diaria de un PAC
pueden llegarnos.
Y
así estaba yo conmigo misma de guardia una apacible tarde de jueves cuando leo
en la pantalla de Osabide que tengo un paciente esperando con “dolor abdominal
y de pecho”...Ante estos datos salí a llamarle y me encontré con un varón de
mediana edad , un poco pálido y afectado , sin sudoración y con la mano a nivel de epigastrio como
apretándose el abdomen. No me gustó mucho lo que vi, impresionaba de cierta
gravedad y cuando le pregunté a ver qué le sucedía me
contestó que tenía dolor en la tripa y “tristura” (la palabra mágica)
desde hacía un rato (para los que trabajamos en Euskadi tristura suele ser
sinónimo de “corre-corre” porque puedes estar ante un IAM de cara inferior, es
la palabra que habitualmente se utiliza en euskera para definir el dolor que
provoca un evento coronario de cara inferior cardíaca). Ante esta palabra,
rápidamente llamé a mi enfermera para disponernos a tomar constantes al paciente y hacerle un ECG, y es que además
había tenido hace años un evento cardíaco con resultado de un by-pass; era
hipertenso, diabético y con el
colesterol elevado. Ex fumador y tomador de 1-2 vasos de vino al día y en
tratamiento de forma habitual con metformina, AAS, enalapril/HCTZ,
simvastatina, pantoprazol y lormetazepam.
Relataba que hacía unas 2 horas y tras una comida
normal había comenzado con un dolor abdominal sobre todo en epigastrio y que a
veces se irradiaba hacia atrás, notaba el estómago revuelto y había vomitado un
par de veces sin alivio de los síntomas y con un despeño diarreico asociado. No
tenía disnea, no claro dolor torácico, no fiebre ni nada más destacable.
Como
os he dicho, mi primera sospecha diagnóstica ante los AP del paciente y la localización y definición del dolor era
un IAM, pero el ECG era rigurosamente
normal y con el tiempo de evolución de los síntomas alguna alteración
electrocardiográfica debería aparecer ya ; así que descartada a priori esta
opción me centré más en posibles causas abdominales y llamé a una compañera del
ambulatorio para comentarle el caso porque sospechaba estar delante de “algo
por lo menos interesante” y potencialmente importante. Las constantes vitales en todo momento se
mantuvieron normales y no tenía fiebre. La intensidad del dolor iba en aumento
y la localización era más “en banda” y hacia atrás, más típica por tanto de
patología bilio-pancreática (¿¿cólico bilar, pancreatitis??) Ante esta sospecha
canalizamos una vía periférica y administramos analgesia: buscapina + nolotil
IV con escasa mejoría del cuadro por lo que tras terminar esta medicación llamé
a Coordinación y le derivé a Urgencias.
En el Servicio de Urgencias la historia que
relataba el paciente y su exploración
física no cambiaba respecto a la recogida en el PAC ; allí solicitaron
analítica completa en la que
destacaban una amilasa de 3105 U/L
y unos leucocitos de 20000/L como datos reseñables, RxT con
elevación del diafragma derecho y una Rx abdomen sin hallazgos. En el TAC con
contraste informaban de un páncreas
difusamente aumentado de tamaño que captaba contraste de forma uniforme pero
con pérdida de la nitidez de su contorno. Aumento de la densidad del tejido
graso adyacente e importante componente exudativo con líquido en ambos espacios
pararrenales y espacio subhepático posterior en menor medida. Cambios todos
ellos en relación con pancreatitis aguda.
El
paciente queda ingresado a cargo de
medicina interna por un cuadro de pancreatitis aguda edematosa de etiología en
principio idiopática, y lo tratan con
dieta absoluta, analgesia , insulina, salicilatos, y fluidoterapia con
aceptable control del dolor. La analítica del día siguiente mostraba un
empeoramiento de la función renal con Cr de 3.75 mg/dl ( al ingreso 1.03
mg/dl), hiperpotasemia de 6.70 mEq/L ( al ingreso 4.62 mEq/L) e hipocalcemia de
6.9 mEq/L (al ingreso 8.5mE/L) y en un nuevo TAC realizado sin contraste por la
insuficiencia renal hay un aumento de cambios inflamatorios y no se puede
descartar necrosis glandular por lo que se decide traslado al Hospital Donostia
para su ingreso en UVI con los diagnósticos de pancreatitis aguda severa (
Ranson 6) + insuficiencia renal aguda + hipocalcemia.
A
día de hoy y cuando ya ha transcurrido un mes desde el ingreso el paciente
sigue en la UVI; presentó necrosis
pancreática que precisó una intervención
para su drenaje y no tengo más noticias recientes porque en la última guardia
el Global Clinic no me permitió ver el último evolutivo médico del paciente.
De
la pancreatitis aguda como entidad poco
nuevo que contar “todo está en los libros”: que debemos
sospecharla ante un dolor abdominal intenso en región epigástrica-periumbilical con náuseas y vómitos y a veces con
alteración evidente del estado general con
fiebre, taquicardia hipotensión, deshidratación e ictericia, que sus
principales causas son la litiasis biliar y el alcohol, y que puede oscilar desde ser un cuadro leve y sin complicaciones hasta cuadros muy
graves con necrosis glandular asociada y que pueden comprometer la vida del
paciente .
El
diagnóstico se basa en la historia clínica, la analítica con elevación sobre
todos de amilasa y lipasa x3 su valor normal, leucocitosis, hiperglucemia e
hipocalcemia y las pruebas de imagen como Ecografía ante sospecha de causa litiásica y TAC para valorar las posibles complicaciones
Para
realizar una evaluación pronóstica del proceso se han empleado diferentes
escalas (criterios de Ranson o sistema APACHE III que se utiliza en UVI
como predictor de mortalidad) y unos marcadores biológicos que aparecen en la
fase precoz de la enfermedad y que son la elastasa- PMN que se eleva de
forma precoz en los casos que
desarrollarán complicaciones mayores con una eficacia del 90%, la proteina C
reactiva con una elevación más tardía que la anterior y el péptido de activación del
tripsinógeno urinario con una sensibilidad
y especificidad cercanas al 90% para predecir un cuadro grave, pero su utilidad
se limita sólo a las primeras 12-24h de la enfermedad habitualmente en un servicio
de vigilancia intensiva.
El
manejo de los casos leves conlleva ingreso, dieta absoluta, reposición
hidroeléctrica y analgesia y en los casos graves se necesita una monitorización
de las constantes vitales, soporte nutricional adecuado, profilaxis antibiótica
frente a Gram +, Gram – y anaerobios y
tratamiento del factor etiológico y las complicaciones.
Y para terminar os diré que cuando
el paciente desde el principio nos parece que tiene algo importante ¡¡¡OJO!!!,
que suele cumplirse, porque además de ciencia, que la necesitamos en dosis grandes, el ojo clínico y la intuición valen y mucho.
Bibliografía
Pancreatitis aguda, enero 2011. Guías Clínicas de Fisterra.
Etiology of acute pancreatistis. UpToDate.
Clinical manifestations and diagnosis of acute pancreatitis. UpToDate.
Traetment of acute pancreatitis. UpToDate.
Predicting the severity of acute pancreatitis. UpToDate.
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