viernes, 6 de junio de 2014

Café amargo

La imagen es de aquí
Mi abuelo, taciturno, cuando algo no iba bien solía decir “mal de muchos, epidemia”Mal de muchos, consuelo de tontos, dice también el refranero. En fin…a pesar de que no es muy halagador, quiero creer que algo parecido a lo que os cuento más abajo habréis sentido en alguna ocasión. En esta tarea nuestra la ciencia y la conciencia van de la mano, el saber y el saber estar. Hace poco comentaba, ya os imagináis con quién, que no sabía con certeza si lo que hago en el plano “de la ciencia” lo hago bien, pero desde luego lo que tengo claro es que en el plano de “lo humano” meto la pata con frecuencia, más de lo deseable…Penoso. Y más aún si tengo en cuenta que los errores en mis decisiones médicas nacen, por así decirlo, de una forma inocente: puede que la decisión no sea la más adecuada pero creo que la elijo tras haberla meditado. Sin embargo, el error en la relación nace desde la pura y dura impaciencia o desde la propia estupidez…Sin más…

Café amargo

De acuerdo, estaba cansada, pero no estuve bien…La noche había sido movidita y quedaban escasos 15 o 20 minutos para que terminara mi jornada y me fuera para casa soñando con una buena ducha, ropa limpia y un aromático café caliente. Leí su nombre en la pantalla y reconocí inmediatamente su rostro; la había visto en varias ocasiones en los últimos meses. Venía siempre acompañada de su hija y me contaba siempre un montón de síntomas desligados e inconexos a los que nunca conseguía encuadrar en ningún proceso específico…Entraron las dos, como siempre…Creo que ya la impaciencia se me desbordaba por los ojos y creo, me fastidia reconocerlo, que mi voz distaba bastante de resultar acogedora. Lo peor de todo es que una es capaz de reconocer su impertinencia e incapaz de amordazarla… Y lo peor es cuando esta actitud no nace provocada por la inadecuada actitud del otro sino que lo hace por la propia estupidez…En fin. A pesar de todo, creo que escuche una a una todas sus quejas; la exploré de arriba abajo, conviene ser prudente y no dejar nada sin revisar, no vaya a ser que se te escape algo grave de verdad…La torpeza es que, a veces,  descarto “cosas serias”, “cosas que matan deprisa”, pero no descarto o no sé reconducir aquellas que subyacen en el otro y que lo pueblan de tristezas, de desasosiego. Mientras la exploraba, tenía un ojo puesto en la hija, una chica joven, no llegará a la treintena, que escuchaba como yo a la madre en su largo decálogo de malestares. Parecía ella, la hija, tan desalentada como yo, suspiraba ante los síntomas y su joven rostro serio y hermoso destilaba tristeza e impotencia. Terminada mi exploración, les dije que no encontraba causa orgánica para tanto malestar. Rastreé rápido su historia clínica y advertí ausencias en varias citas programadas, algunas de ellas habían sido solicitadas por mí con la esperanza de que su médico de cabecera fuera más hábil y pudiera reorientar la historia. La mujer parecía no estar tampoco demasiado interesada en lo que le decía y creí encontrar en la hija una interlocutora más avezada; le sugerí una nueva cita con su médico y le aconsejé que le acompañara a fin de poner orden en este enredo. Ella asentía sumisa, parecía comprender y aceptar mis indicaciones. Quiero pensar que a estas alturas, creo que era así, mi voz y mi expresión eran más dulces…Pero lo cierto es que ya llegaba tarde y contemplé horrorizada cómo sus ojos se llenaron de agua y una lágrima silenciosa rodó, acusadora, lentamente, por la mejilla. Y allí me maldije es silencio: ¡estúpida, eso es lo que eres: una estúpida, pretenciosa, impaciente y gilipollas! La madre no parecía percatarse de la historia, le pedí por favor que saliera de la sala. Me quedé sola con la hija, le pedí disculpas sinceras por mi impaciencia, ¿cómo explicarle? Ella me miraba un poco sorprendida y yo, a estas alturas, tampoco sabía muy bien si le estaba pidiendo perdón a ella, a mi mí misma o a ambas… Y esperé por si quería decir algo…Me dijo que estaba cansada, tan cansada…y desbordada, y desilusionada, y desorientada…Había vuelto a casa tras unos años de vida en pareja; la historia terminó mal, el trabajo escaso y mal remunerado le obligó a esta decisión. Regresó a la casa paterna y allí se encontró con unos padres envejecidos y oscuros, el padre parecía no tener nada que ver con el resto de la casa y la madre, aquella mujer antes garbosa y risueña se había convertido en un ser gris, suspirante, apocado y con mil quejas a las que pareciera no querer poner final…Por la noche, madre e hija comparten habitación, no puede dormir entre los ayes de la madre; la escucha dar mil vueltas en la cama, le dice que no puede respirar, que le duele aquí y allá, que las piernas, que la espalda, que el mareo, que…Ella no sabe qué hacer, regresa a casa cada tarde con el corazón en un puño, se esfuerza en que la casa esté limpia, que no falte de nada, pelea por sacarle una sonrisa, la invita a pasear…Varias veces ha intentado llevarla a su médico infructuosamente; sólo cuando las quejas se multiplican en grado sumo logra acercarla y siempre de urgencia al centro de salud…Su vida, la de ella, antes brillante se viste también ahora de nostalgias, nada parece funcionar como debiera…Y llora. Y encima yo rematándolo, pienso. Porque a nada que hubiera sido más amable, a nada que hubiera amordazado mi impaciencia, podría haber encontrado este hueco para que ella expresara su dolor sin necesidad de esta ración extra de lágrimas…De modo que, aunque creo, que me agradece el esfuerzo y dejamos las cosas más atadas, no me siento satisfecha con mi “brillante actuación”. No me queda más remedio que perdonarme, que reflexionar y aprender de los errores.

Pero la ducha no alivia el cansancio y el café, definitivamente, es amargo. 

3 comentarios:

  1. Que bien escribes !!!

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  2. Mª Isabel Gutierrez dice:
    NO TE ATORMENTES , NO ES CULPA TUYA, ES DEL CANSANCIO; ESO NO TE HUBIERA PASADO AL EMPEZAR LA JORNADA; TODOS HAN TENIDO ALGUN EPISODIO COMO ESE , Y LO BUENO TUYO , PRODUCTO DE LA EXPERIENCIA Y DE TU BUENA CONCIENCIA, QUE SALTA A PESAR DEL CANSANCIO POR SOBRECARGA, ES QUE SUPISTE REACCIONAR A TIEMPO; ANDA , DESCANSA, QUE LO HAS HECHO BIEN.

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