La imagen es de aquí |
Es una niñita…Nueve años. Son
demasiado pocos para la seriedad de su rostro. Se inclina sobre la cabecera de
la camilla y acaricia suave las mejillas de su madre; ella se deja hacer
mientras los lagrimones imparables mojan su cara, sujeta en una mano un pañuelo
de papel que no utiliza. La pequeña, menuda como un pajarillo, me mira de vez
en cuando; sus ojos oscuros y serenos, sin reproche alguno, sostienen mi mirada.
Tampoco parece sorprendida, ni tan siquiera asustada, solo resignada. Me puede,
me conmueve hasta lo indecible esta seriedad que no se quiebra ni cuando llega la ambulancia para trasladar a
su madre; le seca silenciosa las lágrimas con sus pequeños dedos y se inclina hasta su oído para susurrarle un
“te amo” que me pone al borde de las lágrimas: ¡es tan pequeña!
La madre continúa llorando en silencio su desdicha; una
pena que imagino alimentada por los años ingratos y por la mala fortuna, ¿quién
sabe? Se ha tomado unas cuantas pastillas y se ha caído en la noche despertando
con el ruido a la pequeña. Nada demasiado grave por el momento, nada que no sea
su pena.
La chiquilla es preciosa, su tez morena recuerda
a la canela, una sedosa melena oscura hace juego con sus ojos de caramelo. Se mueve
despacio, para no molestar; todo en ella es delicado, desde su forma de caminar
hasta el susurro de su voz; todo es sutil, salvo la enorme seriedad que eclipsa
al resto y que no se atenúa por sus pantaloncitos de colores ni por el rosado
abrigo que la cubre. La veo marchar tras la camilla, sosegada, digna, de la
mano de un familiar, tal vez no sea la primera vez que transita por estos
caminos inciertos: no lo sé…
Ella, tan pequeña, convertida en el consuelo de su
madre; ella, que solo debiera ser alegría, vida, futuro, se erige así en su
cuidadora, en la mano que conforta, en el silencio que no culpa, en la ternura
de unos labios que tan niños sujetan en dos palabras, “te amo”, la endeble esperanza de quien no encuentra el camino.
Adiós, pequeña, ojalá que pueda algún
día descubrir tu risa de jilguero.
Puf!
ResponderEliminarUn "te amo" con marco de oro.
Admirada relatadora, sabes esos cuadros famosos, no recuerdo ningun nombre, que al mirarlos sientes que te miran? Te hacen sentir que el personaje retratado esta ahí contigo.
Leyendo te he estado en esa estancia, he visto las lagrimas y la seriedad. Y tambien he escuchado ese Impresionante "Te quiero".
Gracias.
Muchas gracias!
ResponderEliminarPretendía "pintar" la escena, y compartirla; parece que contigo lo he logrado...Un beso