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Dicen que son el espejo del alma. Cuando los párpados se
alzan, la luz de la mirada expresa más allá de lo que la palabra alcanza. Hay
miradas de todos los colores, de todas las texturas; estaría bien poder
coleccionarlas.
Encandilan los ojos
redondos del pequeño, curiosos y expectantes, te persiguen y acompañan a sus
manecitas que quieren apresar el fonendo que cuelga de tu cuello, y de pronto
te regala una sonrisa sin motivo; se le ríen los ojos y la sala se ilumina en
un instante, y casi sin tregua pasan al llanto incómodo, se visten de enfado. Su
temor solo se calma en brazos de la madre o del padre que acompaña sus palabras
susurrantes, también, con la mirada.
Hay miradas crispadas
de dolor, los ojos achinados; a veces el temor se adivina al fondo de las
pupilas.
Otras se bañan de
tristeza y aunque la boca dibuje una sonrisa, la pena se derrama por encima de
mi mesa.
Hay miradas que cuentan la historia de una vida enmarcadas en
el rostro surcado de arrugas.
Otras son de hielo y muestran el enfado, la indiferencia o el
desacuerdo.
Algunas regalan ternura y endulzan mi impaciencia.
Muchas acogen la duda,
la incertidumbre, su luz dilata las pupilas y se mezcla con la mía que intenta
dar sosiego.
Pero de todas las miradas, hay una intraducible, sobrecogedora,
que me atrapa: es aquella que desprenden los ojos cuando la razón se fragmenta
en mil pedazos, la que inquieta acompaña a las mil voces que solo él o ella
escucha, la que acompaña a las manos que se empeñan en espantar tal vez
fantasmas que no existen.
Es la que desprendían los ojos de ella aquella mañana
cuando repetía insaciable el nombre de su hijo, como un mantra, como si solo el
joven pudiera acallar el estruendo de voces que atronaban su cabeza…Cuando, ya
dócil, la acompañamos de camino hasta la ambulancia, fueron mis ojos los que
trataron de escrutar el alma de alguna de las fotos que colgaban de las paredes
de su casa, tal vez con la esperanza de adivinar dónde se hallaba ahora
emboscada más allá del brillo extraño, intraducible y sobrecogedor de su
mirada. Allí donde la razón perdió su nombre.
Dulce, sensible, profundo, poetico, bello, plastico, explicito, certero, foto de la vida, de la percepcion. Y el ultimo, claro, duro frustrante, intrigador , exactamente igual que las esquizofrenias..............
ResponderEliminarInmensa tu capacida de expresar, deleitar, retratar............. LOS PENSAMIENTOS
¡Ufff! ¡Muchas gracias!
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