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En una de las últimas guardias
que hice, más concretamente un domingo hacia mediodía, la ambulancia básica nos
trajo al PAC a un varón de mediana edad acompañado de un familiar con un cuadro
de “crisis de ansiedad”. Según nos dijeron los técnicos de la ambulancia, el
paciente estaba en la calle con un dudoso cuadro de mareo, sentado en el suelo rodeado de gente y llorando…porque además,
como refirió la acompañante, estaba en trámites de separación. El paciente
estaba muy cerca del ambulatorio y por ello la ambulancia nos lo trajo para valorar; nos
advirtieron al llegar que no le habían
tomado las constantes, que a priori
a todos nos parecían normales,
porque había mucha gente en la calle y estaban muy cerca del centro.
Con el paciente ya en el
PAC y sentado en una silla de la sala de
espera nos dirigimos a él para
preguntarle cómo estaba y qué había pasado. Estaba consciente y orientado pero parco en palabras,
sollozando y con lágrimas en los ojos y
no nos extrañó en demasía que casi no hablara: estaba triste…. La acompañante
además añadió que “era muy tímido”.
En esta tesitura lo pasamos a la sala de exploración para
valorarle más detenidamente y darle un ansiolítico que mitigara su
ansiedad. Nada sorprendía en la
exploración salvo que estaba un poco “lento”, tardaba en responder aunque cuando lo hacía era de forma
coherente, no había dato alguno de focalidad neurológica. La enfermera comenzó
a tomar las constantes del paciente y he aquí el dato sorpresa: la PA y la Sat
de O2 eran normales, pero la ¡glucemia
capilar era de 24 mg/dl! El paciente estaba triste sin duda alguna, pero sobre
todo lo que le pasaba era que estaba hipoglucémico. Rápidamente calentamos
leche con azúcar, cola-cao y galletas y en unos minutos fue recuperándose progresivamente y
recuperando las ganas de hablar.
Al revisar la historia nos dimos cuenta de que era
diabético en tratamiento con insulina y
que como él mismo nos confesó se
la había puesto como cada mañana pero no
había desayunado ni comido nada porque no tenía apetito ni ganas de nada. Se
quedó un rato en el PAC y cuando ya la glucemia capilar estaba en una cifra
normal le dimos el alta y recomendamos control por su MAP para valorar su
situación anímica.
Con este pequeño relato quiero insistir en dos aspectos:
·
el primero que “las
cosas a veces no son lo que parecen”, que
hay que estar siempre atentos.
·
Y en
segundo lugar que habitualmente los pacientes
que llegan en ambulancia vienen “constanteados”…y en esta ocasión no fue así y en uno de esos valores estaba el “quid” de la
cuestión.
Fue interesante, nos dio juego y nos sirvió sobre todo para la reflexión
posterior, espero que os sirva de ayuda.
Y para terminar, una confesión: el paciente antes de la
leche caliente y demás aporte calórico se llevó de propina un lorazepam oral…
Autora: Cristina Ibeas, médica PAC OSI Bidasoa
Mila esker, Cris! Conviene no dar nada por supuesto...o casi nada: damos por supuesto que seguirás colaborando con "Cosas del PAC".
Iñaki deja el siguiente cometario:
ResponderEliminar"Esta bien, muy bien y ello me hace ser muy estricto en que sistematicamente se debieran tomar las constantes. Profundizando un poco en este caso, imaginad que este hombre se va para casa con su lorazepan y hace una perdida de conciencia en domicilio por su hipoglucemia y a nadie se le habia ocurrido hacerle la tira. Responsabilidades?"