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Wikisanidad nos invita en su iniciativa Carnaval de salud a responder a la pregunta sobre si ¿Son útiles los eventos y jornadas sobre salud 2.0? Nos parece una pregunta muy necesaria e intentamos dar nuestra opinión con esta entrada conjunta con el blog “Sesiones Alza”.
Antes
de nada deberíamos reflexionar a qué nos referimos con esto de la salud
2.0 o sanidad 2.0: ¿gestión del conocimiento?, ¿nuevos sistemas de
información ?, ¿plataformas y redes de pacientes? ¿aplicación de las
TICs en la gestión (historia y receta electrónica) ¿nuevas formas de
comunicación entre población y sanitarios?, ¿aplicación a la
docencia,formación continuada e investigación?, ¿telemedicina?, ¿todos
ellos? Realmente creemos que se tratan de aspectos muy distintos que
precisan abordajes diferentes. Por ser prácticos nosotros nos referiremos a los eventos 2.0 a los que así se autodenominan y que tratan de temas relacionados con las TICs y redes sociales en el mundo de la salud y que tanto han proliferado últimamente.
Hemos participado en algunos de ellos (blogosfera vasca, salud 2.0 Euskadi ) y hemos asistido a algunas mesas con esa orientación en congresos más generales (congreso de crónicos Donostia, semFYC Bilbao), por eso nuestra opinión puede que esté un tanto sesgada.
Pero volvamos a la pregunta inicial:¿sirven?
Dependerá de su contenido y de las expectativas de los diferentes colectivos que asisten o están en su organización. Se nos ocurre que pueden ser útiles a algunas administraciones sanitarias para darse una capa de barniz 2.0 (“ tenemos cuenta en Twitter y página en Facebook” y por eso somos “modernos, pioneros e innovadores”), a las empresas de tecnología si dan a conocer su productos (busca de nuevos mercados), a la industria farmacéutica como nueva forma de marketing, a algunos asistentes para conseguir la “desvirtualización” y encontrarse con sus colegas, a otros para conocer experiencias que les ayuden a diseñar nuevas iniciativas para mejorar su práctica,...
Bueno y ¿a nosotros? Nos han servido para darnos cuenta que las experiencias más rigurosas en este ámbito se acompañan de mucho sentido común y de investigaciones evaluativas con métodos apropiados y para preocuparnos por algunas cosas como la proliferación de nuevas figuras como los “titiriteros y vendedores de crecepelo 2.0” de los que habla Francisco Lupiañez o el nuevo marketing de las empresas de tecnología favorecida por la seducción (¿abducción?) que parecen sufrir algunos compañeros y gestores por cualquier tipo de aparato que pueda colocarse físicamente a un paciente.¿No habría que preguntarse primero sobre su necesidad y utilidad?
No queremos acabar sin hacer una mención a los pacientes cuyo beneficio debe ser el objetivo final de todas estas intervenciones que directa o indirectamente puede afectar a su salud.Pero para eso es importante que seamos rigurosos y transparentes en la implementación de cualquier herramienta o iniciativa autodenominada 2.0 y por tanto es necesario que en los próximos eventos se incorpore el debate sobre la mejor metodología para evaluar todas estas iniciativas ¿o no?
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