Cristina Ibeas, médica del PAC de la OSI Bidasoa, nos proporciona hoy este post. Mila esker Cris!
La imagen es de aquí |
Hace unas
semanas atendimos en el PAC a una mujer
joven que acudía por tos e irritación de vías respiratorias tras haber estado
la tarde anterior realizando una limpieza profunda en su lugar de trabajo y en
su domicilio con una mezcla de lejía y amoníaco.
La paciente
venía preocupada porque desde hacía varias horas presentaba accesos de tos
irritativa que no le habían permitido conciliar el sueño, y además refería
intensa quemazón en la garganta y nariz. Nos contó que había estado limpiando unas
habitaciones con escasa ventilación y que desde que había terminado
se encontraba así.
A la
exploración destacaba una tos
continua, la mucosa faríngea estaba
enrojecida, no tenía lesiones en mucosa oral ni palpebral y no tenía trabajo
respiratorio. La auscultación pulmonar era normal, sin sibilantes ni otros ruidos respiratorios
anormales. Mantenía buenas saturaciones
de oxígeno y el resto de constantes (TA, FC, FR) eran normales.
Tanto a la
residente que me acompañaba ese día, como a la enfermera y como a mí misma “nos
sonaba” algo de que la mezcla de lejía y amoníaco tenía cierto peligro...pero
no lo teníamos muy claro, y como la situación de la paciente era buena, salvo
la tos continua y martilleante, decidimos buscar información, y encontramos un artículo de la Universidad Autónoma de Barcelona, 2010-2011 que hablaba de las INTOXICACIONES POR GASES Y HUMOS y el teléfono del INSTITUTO NACIONAL DE
TOXICOLOGÍA Y CIENCIAS FORENSES (91 562 04
20) que presta atención por parte de médicos expertos en intoxicaciones y
emergencias toxicológicas las 24h del
día.
Ciertamente
la mezcla de ambas sustancias puede ser peligrosa; al parecer su
combinación provoca la formación de
gases clorados o cloramina, responsables de síntomas por lesión aguda de las vías respiratorias
superiores (edema de mucosa faríngea, glótica, nasal, laríngea; puede
ocasionar rinorrea, estornudos, estridor inspiratorio, tos irritativa) y por lesión
pulmonar aguda (broncoespasmo, traqueobronquitis, neumonitis química,
insuficiencia respiratoria aguda y hasta SDRA). Del mismo modo, la hiperemia conjuntival
y el lagrimeo pueden estar presentes.
El
tratamiento en los cuadros más severos
irá encaminado a mantener la vía
respiratoria libre y permeable, y en los cuadros más leves, situación mucho más
habitual, se recomienda una nebulización
con bicarbonato sódico: 3ml de COH₃Na 1M + 7ml
de agua destilada en una sola administración y siendo más eficaz en las
primeras 3 horas de la exposición a estos gases. Se debe pautar también
tratamiento con codeína como
antitusígeno potente capaz de cerrar el círculo vicioso que se produce por la
tos ↔ irritación mucosa que ésta produce.
Ante la sospecha de afectación de vías bajas se recomienda estudio
radiográfico.
Para el
manejo de mi paciente, y ante la duda, llamé al servicio de toxicología, y desde
allí la médico que me atendió me explicó
que el riesgo mayor en estos casos era la posibilidad de llegar a desarrollar un EAP en las 6-8
horas posteriores a la exposición a los gases clorados (en mi caso ya habían
pasado más de doce horas, respiré con cierto alivio) y me recomendó la
nebulización de bicarbonato, mantener las vías respiratorias bien
hidratadas e insistió en la
administración de codeína.
Ante esta
situación, y como yo no tengo bicarbonato
para nebulizar, y además la paciente no presentaba signos de gravedad
le pusimos una nebulización de suero fisiológico que actuaría como hidratante mucoso y ciertamente le alivió mucho la sensación de quemazón y
sequedad y además actuó como antitusígeno. Tras un rato en la
sala con mejoría clínica evidente de la tos le dimos de alta con una receta de codeína en
solución oral y las recomendaciones de
aquellos síntomas de alarma que serían motivo de una nueva consulta que, por
cierto, no se ha producido.
Con esta
pequeña exposición, aparte de hacer un breve recordatorio de un cuadro que no
siendo frecuente sí es posible que nos llegue a nuestra consultas, quería sobre todo recordaros el recurso “del
comodín de la llamada” que nos puede
ayudar y mucho ante las dudas que surgen
en el PAC y de forma más intensa
de madrugada…¿o no?
* He encontrado el documento de la Universidad Autónoma de Barcelona al que hace alusión Cristina pero no consigo pegaros el enlace; en su defecto os pongo este otro (Información Terapéutica del Sistema Nacional de Salud, 2005) que señala las mismas pautas a las que ella hace referencia.
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